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Programa 13
Julio 2024
De la mano de la cineasta Ute Aurand y la escritora y comisaria Sarah Neely, este programa explora el potencial de la memoria para entrelazar conexiones y generar texturas que apelan a una experiencia colectiva más allá de la memoria individual de la cineasta. Así, el bellísimo ensayo de Neely The textures of memory: Ute Aurand’s Rushing Green with Horses, pone en valor la capacidad de Aurand para transmitir las sensaciones propias de la naturaleza efímera de la memoria.
El texto The textures of memory: Ute Aurand’s Rushing Green with Horses fue publicado por primera vez en Meditaciones sobre el presente. Ute Aurand, Helga Fanderl, Jeannette Muñoz y Renate Sami (Eds., Garbiñe Ortega, María Palacios; Punto de Vista, 2020)
¿Qué tipo de imágenes son posibles tras la ocupación militar de Puerto Rico y su pasado colonial? En un paisaje que persiste a través de su regeneración continua, la cámara de Beatriz Santiago Muñoz observa cómo elementos mitológicos Taínos se entrelazan con restos de evidencia forense La Cueva Negra (2012) es una observación profunda del Paso del Indio, un yacimiento arqueológico de la zona de Vega Baja en Puerto Rico que se encontró en 1993 durante el proceso de construcción de una autopista. El Paso del Indio es la zona arqueológica más grande y con mayor estratificación prehistórica de la isla, poblada al menos durante cuatro periodos concretos: Igneri (400–600 DC), Pretaíno (600–1200 DC), Taíno (1200–1500 DC), y Colonial (1500–1900 DC). Tras su descubrimiento el yacimiento fue únicamente excavado durante dos años de la mano de un grupo local de unos dos cientos trabajadores de los pueblos de alrededor y un pequeño equipo de arqueólogos y antropólogos.[1]
Santiago Muñoz está interesada en sitio no sólo por su importancia histórica, sino también por las historias entrelazadas de los que trabajaron en las excavaciones, así como por la historia natural de la isla: cada nivel está separado por varias capas de sedimento de las inundaciones y el lugar esta cubierto de bosque. El Paso del Indio contiene más de cuatro mil años de historia y mitología en un continuo que incluye la “conquista” española, así como la situación política y económica actual bajo el dominio estadounidense.
[1] Los resultados de las pruebas del carbono catorce indican que el periodo de ocupación empezó en el 2580 a.C. (período arcaico) hasta períodos históricos. Durante el trabajo de campo se excavaron o documentaron más de ciento cincuenta entierros humanos, junto con cientos de vestigios de postes (algunos correspondientes a unidades habitacionales), así como numerosos cerámica, líticos y de concha. Después de documentar todo, se volvió a cubrir y se terminaron el puente y la Carretera. Para leer más sobre el Paso del Indio veáse Peter E. Siegel, Ancient Borinquen: Archaeology and Ethnohistory of Native Puerto Rico (Tuscaloosa: University of Alabama Press, 2005).
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Santiago Muñoz filmó durante los fines de semana de una manera regular durante aproximadamente tres meses en 2011, cuando se planeó que la siguiente etapa del Gasoducto del Sur en Puerto Rico se extendiera unos mil metros a cada lado de la zona.[2] Durante esos meses, ella también estuvo en conversación con Osvaldo García Goyco, profesor de antropología de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP) a cargo de las excavaciones en El Paso del Indio a principios de los años 90.
Santiago Muñoz se interesó especialmente en el método de García Goyco de combinar mitología y arqueología para comprender mejor la ubicación de los asentamientos taínos en relación con el mito originario taíno. Su método proporciona una estrategia forense alternativa para comprender y recuperar la cultura taína dentro de un sistema político que silencia continuamente la cultura indígena de la isla.[3] Según García Goyco el lugar en el que se asentaban los grupos taínos siempre tuvo características geográficas comunes (salida del sol desde un determinado mirador, agua, una cueva con murciélagos en las proximidades…).[4]
Santiago Muñoz, por su parte, considera formas de entender El Paso del Indio a través de elementos mitológicos del mito taíno del origen del mundo, en particular el Coabey, la cueva donde se originaron todos los animales y personas.[5]
Durante uno de los fines de semana que estaba filmando, Santiago Muñoz conoció a Heniel y Keniel Camacho, dos adolescentes locales que merodean la zona en busca de sus caballos perdidos. Juntos comenzaron una colaboración, ya que los adolescentes estaban intrigados por la presencia del cineasta, y Santiago Muñoz inmediatamente hizo la conexión entre ellos y la presencia de los gemelos divinos en la mitología taína.[6] Mientras exploraron el sitio juntos, ella compartió las historias mitológicas que estaba investigando, así como las historias de quienes participaron en la excavación en los años noventa.
Aunque este proceso de compartir historias no se describe explícitamente en la película, la actuación improvisada de Heniel y Keniel refleja este intercambio. Santiago Muñoz suele recurrir a la improvisación como forma de trabajo colaborativo con actores no profesionales; considerándolo como “un proceso de participación en el análisis, excepto que en lugar de la subjetividad individual del analizante, somos analizandos y analistas, y es una subjetividad compartida a la que estamos tratando de acceder”.[7]
La película comienza con imágenes del bosque y sus sonidos. Santiago Muñoz narra el mito, entonando: “Antes de los humanos, de los puentes y de los pájaros, había una cueva”. Entonces el sonido diegético de la película se abre con el ruido de los coches de la autopista mezclándose con los sonidos del bosque. Hay varias tomas del bosque vacío, el río y el suelo, seguidas de imágenes de los adolescentes moviéndose e interactuando con el espacio. Los coches se escuchan de fondo, pero los sonidos del bosque se apoderan del paisaje sonoro. Debajo de la carretera, el bosque se extiende, superando la ruina y reclamando su propio tiempo y perspectiva más allá del orden visual impuesto por la colonia. Haniel y Keniel juegan con enredaderas, nadan en el río, trepan a los pilares del puente de la carretera, miran entre la basura esparcida por el suelo y montan a caballo. Encuentran un casco de construcción abandonado y cubierto de tierra –vestigio de las excavaciones de los años noventa– y juegan con muebles destartalados y coches abandonados cubiertos de óxido –quizás haciendo referencia a los muebles que quedan esparcidos tras los huracanes que azotan frecuentemente la isla.
La cámara adopta el punto de vista de quienes podrían participar en esta observación serpenteante y generativa de El Paso del Indio. Es como si la cámara, Santiago Muñoz y los adolescentes estuvieran igualmente intrigados por el continuo ancestral que encierra el lugar, no sólo en un sentido material sino también físico y, diría yo, espiritual. Los dos niños sólo usan chanclas, crocs y pantalones; sus torsos expuestos y su piel bronceada se desplazan por el bosque sin miedo porque sus cuerpos pertenecen a esta geografía. Conocen el lugar y reconocen su orden interno.
Es como si la comprensión del mundo de los niños estuviera generada por su realidad geopolítica (el bosque y el medio ambiente), así como por su memoria corporal. La Cueva Negra está hecha para Heniel y Keniel, Santiago Muñoz y un público puertorriqueño que pueda identificar de inmediato el paisaje postindustrial de la isla y comprender la situación subordinada que sufre en relación a Estados Unidos.
En lugar de centrarse en la cultura material dejada por los taínos, Santiago Muñoz señala el proceso compartido de aprendizaje sobre las historias mitológicas de El Paso del Indio y cómo se transmiten al cuerpo al transitar por él. Durante su proceso de investigación/filmación, ella pasa “mucho tiempo en un lugar o con un grupo de personas simplemente estando con ellos primero, escuchando. Creo que se trata menos de observar”, dice, que de “pensar con todo el cuerpo.” [8]
La atención sensorial mejorada que ella perfecciona proviene de habitar juntos y relacionarse físicamente con el espacio. [9] Santiago Muñoz nos propone una forma de historia visual ambiental que incorpora mitología y experiencias encarnadas como procesos de aprendizaje sobre Puerto Rico. En una isla donde los desastres naturales y políticos son habituales, la historia reside en el cuerpo y en las cualidades de un paisaje que se regenera incansablemente. La Cueva Negra propone una ontología de Puerto Rico y, por extensión, de los cuerpos que lo habitan.
[1] Los resultados de las pruebas del carbono catorce indican que el periodo de ocupación empezó en el 2580 a.C. (período arcaico) hasta períodos históricos. Durante el trabajo de campo se excavaron o documentaron más de ciento cincuenta entierros humanos, junto con cientos de vestigios de postes (algunos correspondientes a unidades habitacionales), así como numerosos cerámica, líticos y de concha. Después de documentar todo, se volvió a cubrir y se terminaron el puente y la Carretera. Para leer más sobre el Paso del Indio veáse Peter E. Siegel, Ancient Borinquen: Archaeology and Ethnohistory of Native Puerto Rico (Tuscaloosa: University of Alabama Press, 2005).
[2] Este fue un proyecto propuesto en 1993 por el presidente de la Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (AEE), Miguel Cordero. Su construcción comenzó en 2005 bajo la administración del PPD de Aníbal Acevedo Vilá y fue increíblemente controvertida debido a preocupaciones históricas y ambientales. Véase Greg Allen y Marisa Peñaloza, “Puerto Rican Governor Faces Opposition to Pipeline”, NPR, 25 de agosto de 2011.
[3] La zona de Río Indio fue declarada por primera vez Reserva Natural en 2004, y no fue hasta 2007 que se convirtió en Lugar Histórico Nacional. Durante una visita al lugar en la primavera de 2021, se demostró que el lugar no estaba siendo cuidado y que solo los residentes locales lo mantenían precariamente.
[4] Beatriz Santiago Muñoz, entrevista por teléfono con la autora, 10 de Septiembre 10, 2023.
[5] El mito taíno de la creación menciona dos cuevas negras: de la cueva de Cacibajagua vinieron los humanos, mientras que los dioses vinieron de una cueva diferente. Véase Sonia Migdalia Rosa-Vélez, “La creación de los humanos: el génesis,” en“Acercamiento a Los Mitos y Leyendas Taínos En La Literatura Puertorriqueña y Caribeña” (Tesis doctoral en la Universidad de Puerto Rico, Mayaguez, 2002), 58–65.
[6] El mito de los gemelos divinos está muy extendido por toda la región prehispánica americana y antillana. En la mitología taína estaban los cuatrillizos nacidos de Itiba Cahubaba que murieron al dar a luz como uno de los esqueletos encontrados en El Paso del Indio durante las excavaciones. Deminán Caracaracol guió a sus hermanos (se desconocen sus nombres) en desventuras de la creación por todo el universo caribeño. Para saber más sobre los gemelos en la mitología taína véase Rosa-Vélez, “Los gemelos de la mitología taína,” en “Acercamiento a Los Mitos y Leyendas Taínos En La Literatura Puertorriqueña y Caribeña,” 106.
[7] Santiago Muñoz, entrevistada por Almudena Escobar López, “Chapter 1: Film as Ritual.”
[8] Santiago Muñoz, idem.
[9] No empleo la palabra paisaje. Esto se debe a que el paisaje como concepto implica una forma particular de ver el medio ambiente como algo autónomo, alcanzable y que puede medirse. Espacio propone una idea de lugar más amplia que incorpora al cuerpo como elemento de navegación a la par que permite la inclusión de distintas concepciones de epistemológicas de lugar.
Sinopsis
Sinopsis: Una colección de breves observaciones y encuentros, filmados entre 1999 y 2018 en casa y de viaje, con amigos y a solas. Gestos privados despiertan mi atención: Anton en su apartamento de Lichtenberg, Lilian y Nanouk con 10 días de vida, el 94 cumpleaños de Jón, Sofía bailando, un viaje a Detroit, Alma y Ernie en la Puerta de Brandemburgo. Vemos a las mismas personas a distintas edades, de niño, de adolescente, de joven… La magia de las imágenes en movimiento y los sonidos resuena desde el pasado hasta el presente. En medio de la película aparece una frase manuscrita, primero reflejada y luego girada: A child asleep in its own life [Un niño dormido en su propia vida].
Ficha técnica
Autor/a: Ute Aurand
País: Alemania
Año: 2019
Duración: 82 min.
Almudena Escobar López
Curadora independiente, archivera y académica. Ha presentado programas y exposiciones cinematográficas en TIFF, el Museo de Arte Moderno, Batalha Centro de Cinema, Arsenal Film Institute, Anthology Film Archives, Film Society of Lincoln Center, Museum of Moving Image, UnionDocs, Cineteca. Nacional de México, entre otros. Fue curadora adjunta de Media Arts en la Memorial Art Gallery (MAG) en Rochester (2018-2022), y con Sky Hopinka, co-curadora del 67° Seminario de Cine Flaherty.